P. Eduardo Lafotet
Con estas palabras, el propio padre Eduardo iniciaba una esquemática autobiografía. Apenas una cuartilla manuscrita en la que, poco antes de su muerte, dejó señalados los momentos más significativos de su vida. Unos breves retazos que serán el hilo conductor de estas páginas y que dibujan con nitidez, a pesar de su brevedad, el esquema esencial de su vida. (AA VV: Javier Laforet, Por sus frutos, p 14)
1957. Nacimiento en una familia cristiana. Bautismo. Al parecer, siempre fui un «niño bueno»…. Con el tiempo hice «de las mías» pero siempre conservé y defendí la fe católica.
1970. Comencé a preguntarme cuál era el sentido de mi vida. Descubrimiento de la respuesta en el libro de R. Marín, Teología de la perfección cristiana. Mi primera conversión: me dispuse a ser santo siguiendo las orientaciones de ese libro.
1973. Vocación sacerdotal: comprendí en un momento que tenía que dedicar mi vida a enseñar a los demás el sentido de la vida; lo que yo había descubierto.
1974. Tanda de Ejercicios con la Milicia de Santa María: ordeno criterios acerca del camino de la santidad y encuentro la ayuda necesaria para seguir el camino. Descubro que Dios me ama personalmente y que cuida de mí con su providencia. María es mi Madrecita en la fe. Jesús está solo…
1976. Ingreso en los Cruzados de Santa María. Descubro la regla 4. «Ver en todo, en todos, siempre, a Dios Padre Providente que gobierna el mundo sirviéndose de sus criaturas». El Señor me llena de regalos e ilusiones.
1978. Operación de apendicitis, precedida de una docena de dolorosos ataques. Descubrimiento de la figura de san Francisco de Asís, el llagado de amor
1980. Mis primeros votos. Descubro el sentido del amor como afirmación gozosa del otro en cuanto que otro, que luego formularía como “silencio, aceptación, servicio”.
1981. El 13 de mayo por la tarde ofrecí mi vida a Dios a cambio de la del Papa, herido en la Plaza de San Pedro. Comienza una etapa de grandes sufrimientos interiores que veo he de ACEPTAR como regalos de Dios y ofrecerlos por la salvación de las almas. Asimilación del mensaje de Fátima.
1982. Sigue la purificación interior. El Señor me hace ver durante una Misa que he de vivir en comunión con Él siguiendo el camino de la ACEPTACIÓN, que lleva hasta el Calvario…
1983. Me diagnostican «leucemia». El Señor me visita con la paz y me llama a mayor abandono. Ofrecimiento como víctima al Amor Misericordioso. Todo lo ofrezco por el Papa y sus intenciones predilectas, en especial la vida consagrada.
